Seguramente esta es la industria más compleja y socialmente poderosa del mundo, aunque no la más rica ni la más rentable. Otros negocios mueven y producen mucho más dinero pero, tal vez aparte del petróleo, la del automóvil puede ser la más incidente no solo en la economía sino en la vida de las personas.
Actualmente, los censos dicen que en el mundo circulan mil millones de aparatos de todas las razas. De esos, 240 millones están en los Estados Unidos, 74 en China y unos 20 en India. Y de esa enorme cifra de Estados Unidos, la zona metropolitana de Los Ángeles reporta 2,6 millones, lo que equivale a una densidad de 1,8 autos por casa.
Naturalmente tiene la red de autopistas más fuerte del mundo y los trancones más memorables, pues siete de sus grandes arterias multicarriles y de alta velocidad figuran entre las 10 más congestionadas del globo.
En este corazón de los problemas de la movilidad y el consumo de la gasolina se hace cada año el Salón del Automóvil, como en Nueva York, Chicago o Detroit, pero ninguna de estas muestras alcanza los niveles de atractivo de las ferias de Fráncfort, París, Tokio y, ahora, Shanghái.
La segura razón para esta apatía por las singularidades del vehículo es que este país hace mucho tiempo lo asumió como un electrodoméstico más, que además se alquila y no se posee. Sin embargo, la incidencia de los carros en el medio ambiente y la limpieza de sus exostos sí son evidentes en esta zona, la más rígida y avanzada del mundo en el control de emisiones.
Los estadounidenses sacarán de vitrinas unos 15,6 millones de unidades este año, de las cuales apenas un 3,65 por ciento serán híbridos o eléctricos a pesar de los jugosos subsidios que se ofrecen por parte de 49 marcas actuales y 13 más ya en período de carga.
Son muy buenas cifras, pero muy por debajo de las cuentas iniciales. En las estadísticas del mundo se dice que en 2015 se llegará a unos 2,7 millones de vehículos con estas energías, que serán el 3,3 por ciento de su producción total que camina a una rata de 290.000 anuales. Eran 42.000 en 2011.
La motivación para los compradores se ha sofisticado y estos son cada vez más exigentes e informados. Un estudio de J.D. Power, entregado en este salón, indica que la marca de lujo que más satisfechos tiene a sus clientes es Jaguar, y Mini entre los compradores masivos, grupo en el cual Kia tiene el mayor progreso interanual.
Como sucede en Colombia, la parte financiera está primando más que las características técnicas. Un 72 por ciento de los interesados se ha enterado y analizado previamente en Internet sobre la parte económica, y apenas un 52 por ciento puso las especificaciones del vehículo como una prioridad. En las vitrinas, el papel desaparece y todos los vendedores actúan a través de tabletas que les permiten calcular financiaciones y hacer demostraciones virtuales inmediatas.
Los descuentos ya no son una ganga sino una condición de venta y flotan entre el 6 y el 8 por ciento contra el precio de lista, de manera generalizada. Un 60 por ciento de las operaciones son a plazos, 18 por ciento de contado y 24 por ciento en leasing, una fundamental modalidad para mover las ventas que en Colombia no aplica de manera individual y que urge implementar.
La gente suele quedarse con el carro durante unos seis años y medio y la edad promedio del comprador es 49 años.
¡Pero, pero, pero, ojo!, un gran dato: de esa avalancha de consumidores, el 39 por ciento de compradores directos son mujeres, lo cual demuestra dos cosas: que cada vez saben más de carros y que, definitivamente, son unas fieras para manejar la plata. Por algo tienen una enorme dosis de los cargos de gestión del sector financiero nacional.
No sé qué tanto, cerca o lejos, estamos los colombianos de este estudio, pero sí es claro que para allá vamos y que todos estos salones son tomados más como ferias. A los periodistas nos obliga la tarea de actuar como vistosos catálogos de las novedades, ya que por este medio es más viable informar y mantener el interés por la esencia y la tecnología del automóvil, cuya publicidad y comunicación oficiales se diluyen en anuncios donde el precio es el único mensaje.
Basta con ver los anuncios para notar que son puras ofertas y promociones y en la mayoría de ellos no se dice ni el tamaño o tipo del motor, ni cuántas puertas tiene el aparato, ni el tamaño, ni nada técnico. Solo lléveselo por equis plata. Y si es mujer, seguramente por menos.
¡Bienvenidas y bienvenidos a todas las novedades que hay en esta revista!
FRASE“A los periodistas nos obliga la tarea de actuar como vistosos catálogos de las novedades, ya que por este medio es más viable informar y mantener el interés por la esencia y la tecnología del automóvil, cuya publicidad y comunicación oficiales se diluyen en anuncios donde el precio es el único mensaje”.
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